Esta vez el tiempo sí nos acompañó y fuimos a jugar al fuga al parque, que en un momento fue invadido por una horda de lobatos buscando lugares para esconderse y tratando de rescatar a los compañeros que habían sido descubiertos. Además recibimos una lección de arquitectura jugando a casas, vecinos y terremoto y le dimos nuestro toque personal añadiendo perros y chimeneas. La tarde se nos pasó volada y la rematamos con una montón de canciones y danzas, a petición de los lobatillos.
Baloo.
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